lunes, 29 de diciembre de 2008

La pobreza de los ricos.

No hay nada más triste que la gente que niega lo que no se puede negar; que da vuelta las cosas de tal manera que nunca es culpable; que te hace sentir un ilusionista...y de esa gente hay, y mucha.
¿Porque tienen plata pueden humillarte y hacerte sentir un don nadie? ¿Porque tienen plata pueden comprar tu dignidad y venderla al mejor postor? ¿Tanta es la envidia de la nada? ¿Tanto deseo de obtener lo nimio de lo ajeno? Qué triste para ellos que se alimenten de la pobreza de otro, que con tanta riqueza material, se alimenten de las miserias del corazón de otro.
Tristísimo realmente sentarse a la mesa protocolar de quien te sonríe y apuñala simultáneamente, bajo la máscara de la educación y tras el respaldo de una Iglesia a la que no escuchan. Qué triste la Iglesia que les enseña a comulgar con la hipocresía y con la mentira tan personal, porque son muy pobres realmente, muy pobres de calle, de sufrimiento. Porque creen que con dinero comprar lo inmaterial, pero ya muchos lo hemos leído: lo esencial es invisible a los ojos. Y evidentemente, el brillo de las copas y de la platería, los encegueció por completo.
Pobres y tristes de ellos: ojalá puedan aprender a ver, a mirar, a sentir y a amar, y que sus sentidos, la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato les enseñen del mundo en el que viven, porque mal que les pese, conviven con aquellos a los que ignoran, al menos, en cierta medida.

domingo, 20 de julio de 2008

Táctica y estrategia. Benedetti.

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
mo sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

lunes, 21 de abril de 2008

Pequeña y somera reflexión.

Críticas, todo mal, nada como le gusta. Y podrían pensar que así es la vida, que aquí hemos venido a sufrir, es cierto. ¿Pero por qué no ver otra cosa? Sufrimos y crecemos.
Entonces, basta de crítica, basta de encontrar defectos, empecemos a mirar hacia adentro, porque hay mucho que cambiar. Caras de enojo abundan, pintemos el rostro y finjamos ser felices, porque así será más fácil.
No votemos la autocrítica, pero tampoco nos convirtamos en juez y amo de la Humanidad: ya hubo varios y así quedamos.
Sólo eso, todo eso y nada más que eso.

martes, 25 de marzo de 2008

Dos cuerpos

Dos cuerpos desnudos y un solo plato de cerezas frescas: sólo faltaba dar esos pasos gloriosos y disfrutar, sinestésicamente, de la vida. Dar lugar a los placeres más excitantes que la sabia Naturaleza ofrecía. Esperar y dejar madurar: dos procesos que se aplican a la vida en su totalidad.
Y allí estaban los dos cuerpos, sudorosos, temibles, atraídos por una fuerza mayor, que, simultáneamente, los unía y repelía una y otra vez. La atracción era fatal, imposible, inaguantable e irresistible; sin embargo, existía una barrera que era mejor no pasar. Una barrera que delimitaba lo natural de lo contranatura: y ellos la cruzaron.
Y el plato seguía ahí, pero las cerezas ya no: formaban ahora parte de un juego peligroso y ruin; eran las protagonistas de un juego cuyo final estaba anunciado, de un juego cuyo principio ya estaba escrito desde antes. Y ninguno de los dos quiso detenerse, porque el placer era un motor imposible de parar. Y las cerezas ya no estaban, pero el plato era testigo de lo que había desaparecido, por obra de una fuerza mayor que los controlaba y no los dejaba escapar a uno del otro, sabiendo que eso era imposible, ruin, insoportable.
Y así pasaron meses y años, y siglos: y las cerezas volvieron a crecer, y el cerezo del patio nunca envejeció, porque estaba destinado a ser el propulsor de una pasión que nacía cada vez más cada día; y las cerezas, los únicos testigos.

martes, 18 de marzo de 2008

El amante y el verdugo

Dejá de lastimarme; digo que no me importás más, pero lamentablemente, no puedo creerme. Soy mi propio verdugo, y vos sos mi arma mortal. Muero cada vez que te veo, muero y resucito al mismo tiempo.
Basta de histéricas promesas, basta de vos, basta de mí, basta de todos. Ya no quiero sentirte cerca, porque es una ilusión; pero tampoco quiero que te vayas, porque seguís estando aquí grabado, en lo profundo, en mis entrañas.
Desaparecé, te lo suplico, y no vuelvas más. No sé todavía para qué regresaste, pero desde ese momento, sólo estoy esperando tu partida. ¡Pero eso es mentira! Y lo sabemos, porque no queremos eso, porque queremos algo más, que nunca más será posible.

domingo, 24 de febrero de 2008

Qué ironía.

Un ida y vuelta: un no querer volver a lo pasado, ni ir a lo que pasará;
El deseo de eternizar una mirada y dejar todo en un mismo lugar;
Sin que el deseo y el orgullo puedan más y desarmen estructuras dadas.
O sí, pero ¿con qué consecuencias? Eso nadie lo sabe; ni siquiera el mejor apostador.

Un querer y no poder: un deseo incontrolable y un poder dejar todo igual... ¿poder dejar todo igual? Muchas cosas, mucha gente, muchas sensaciones: pero lo esencial queda y define todo…absolutamente.

Sé valiente, sé fuerte, todo pasará, pero lo esencial va a quedar: el perfume va a permanecer: el aroma, claro. Y la memoria nos mantiene vivos, y nos alimenta y nos fortalece.

lunes, 7 de enero de 2008

La escritura

La escritura es mi terapia y mi confesora; ella guarda todos mis secretos: en ella canalizo mi tristeza, mi alegría.
En este momento, estoy triste, pero no quiero seguir enviando señales, porque veo que tardan en contestar; no se dan cuenta de lo que pasa, o no quieren hacerlo...quizá sea peor.
Estoy muy triste...harta de estar así. Parece ser siempre lo mismo, no hay solución.

Poco tiempo para todo; él lo dice, pero ella no es importante en su vida: queda afuera lo que se dice y se demuestra, pero el interior es un gran misterio. No siempre son sinceros los sentimientos; el sólo hecho de pensar que nos mentimos a nosotros mismos, ¿por qué no sería así con los demás? Es triste pensarlo, pero más triste es sentirlo: ¿por qué es así? Ahora se pregunta, ¿será cierto lo que piense o lo que siente? No se anima a responder, solamente se limita a pensarlo, porque es más fácil, claro. La razón no sufre; sólo se equivoca. Pero, ¿qué pasa con los sentimientos? Cree que están en los límites: sumamente ponderodados o totalmente olvidados. Sí, olvidados, pero cree que no es una palabra poética....¿cómo debería decir? Realmente, no sabe; olvidó que no es poetisa; olvidó que no sabe escribir. Pero sabe sentir y sabe razonar, pero no sabe nivelarlos, porque no sabe contar. Se instruyó en la calle, donde la educación es cara. La matrícula vale lo que tu casa; tus cuotas se transfiguran en un plato de comida, bah...un plato es un lujo, quizá con algo de la basura te conformás. Es triste pensarlo, sentirlo, vivirlo. Para ella la vida es cruel, pero parece que lo único que le interesa es ser feliz, lo único a lo que aspira. Sin embargo, parece que pide demasiado. ¿Cuántos pidieron ser felices? La respuesta es fácil; la pregunta, entonces, debe reformularse: ¿cuántos han logrado ser felices? Ella todavía recuerda a su profesora de Filosofía, quien en la primera clase les propuso que salieran a la calle y preguntaran quiénes eran felices. Fue un lindo sueño, un sueño que quedó para el recuerdo; nunca tuvo clases de Filosofía, pero sí preguntó por la felicidad. No la encontró, quizá nunca le encuentre, pero sólo la esperanza, la mantiene de pie.

martes, 1 de enero de 2008

Frases fuera de contexto

"A mí me gustan las rapiditas", Inés.
"A mí el huevo me fascina", Julio.
"Inés: -Juli, vos sos lindo, sólo tenés que bajar la panza.
Julio: -Me pongo cachondo y me convierto en un ícono sexual del siglo XXI.
Inés: -Y bueno, por eso."