lunes, 7 de enero de 2008

La escritura

La escritura es mi terapia y mi confesora; ella guarda todos mis secretos: en ella canalizo mi tristeza, mi alegría.
En este momento, estoy triste, pero no quiero seguir enviando señales, porque veo que tardan en contestar; no se dan cuenta de lo que pasa, o no quieren hacerlo...quizá sea peor.
Estoy muy triste...harta de estar así. Parece ser siempre lo mismo, no hay solución.

Poco tiempo para todo; él lo dice, pero ella no es importante en su vida: queda afuera lo que se dice y se demuestra, pero el interior es un gran misterio. No siempre son sinceros los sentimientos; el sólo hecho de pensar que nos mentimos a nosotros mismos, ¿por qué no sería así con los demás? Es triste pensarlo, pero más triste es sentirlo: ¿por qué es así? Ahora se pregunta, ¿será cierto lo que piense o lo que siente? No se anima a responder, solamente se limita a pensarlo, porque es más fácil, claro. La razón no sufre; sólo se equivoca. Pero, ¿qué pasa con los sentimientos? Cree que están en los límites: sumamente ponderodados o totalmente olvidados. Sí, olvidados, pero cree que no es una palabra poética....¿cómo debería decir? Realmente, no sabe; olvidó que no es poetisa; olvidó que no sabe escribir. Pero sabe sentir y sabe razonar, pero no sabe nivelarlos, porque no sabe contar. Se instruyó en la calle, donde la educación es cara. La matrícula vale lo que tu casa; tus cuotas se transfiguran en un plato de comida, bah...un plato es un lujo, quizá con algo de la basura te conformás. Es triste pensarlo, sentirlo, vivirlo. Para ella la vida es cruel, pero parece que lo único que le interesa es ser feliz, lo único a lo que aspira. Sin embargo, parece que pide demasiado. ¿Cuántos pidieron ser felices? La respuesta es fácil; la pregunta, entonces, debe reformularse: ¿cuántos han logrado ser felices? Ella todavía recuerda a su profesora de Filosofía, quien en la primera clase les propuso que salieran a la calle y preguntaran quiénes eran felices. Fue un lindo sueño, un sueño que quedó para el recuerdo; nunca tuvo clases de Filosofía, pero sí preguntó por la felicidad. No la encontró, quizá nunca le encuentre, pero sólo la esperanza, la mantiene de pie.

martes, 1 de enero de 2008

Frases fuera de contexto

"A mí me gustan las rapiditas", Inés.
"A mí el huevo me fascina", Julio.
"Inés: -Juli, vos sos lindo, sólo tenés que bajar la panza.
Julio: -Me pongo cachondo y me convierto en un ícono sexual del siglo XXI.
Inés: -Y bueno, por eso."